Los dedos de la mano y, en concreto, el índice y el meñique son las zonas del cuerpo con mayor sensibilidad táctil. Esto sucede porque poseen a nivel dérmico un elevado número de receptores sensitivos que permiten discernir entre dos estímulos aplicados simultáneamente y separados entre sí sólo 1 ó 2 milímetros. El umbral para la discriminación es más alto en ciertos puntos de la pantorrilla y la espalda.
